¿Cuáles son los objetivos del INAP bajo su dirección y qué cambios le gustaría abordar para mejorar la función pública de nuestras Administraciones Locales? Antes de responder a esta pregunta, me gustaría subrayar mi compromiso personal con el INAP, organismo con el que me vinculan numerosas actividades docentes, la co-autoría de un par de publicaciones, las responsabilidades que me correspondieron como Secretaria General de Administración Pública durante una etapa de mi vida profesional y, más recientemente, el haber sido la Vicepresidenta primera de su Asociación de Antiguos Alumnos. El organismo que ahora me toca dirigir atraviesa, como sucede en el conjunto de las administraciones públicas, una época compleja e incierta. Ha tenido que enfrentarse al reto de transformar su modelo formativo, renovando y ampliando las metodologías y recursos de aprendizaje para reaccionar a la pandemia de la COVID19 y traducir su actividad al lenguaje de esa realidad paralela de lo virtual que a todos nos ha tocado vivir. Y lo ha hecho de modo ejemplar. Además, ha debido abordar el inexcusable aumento de las ofertas de empleo público con el consiguiente impacto incremental en la gestión de los procesos selectivos conexos. Y toda esta pequeña revolución se ha culminado sin que los recursos humanos disponibles crecieran en paralelo, incluso con un equipo que veía cómo disminuían sus efectivos, en línea con lo que viene sucediendo en otros organismos de la Administración General del Estado. Por ello, una de las primeras tareas a las que me enfrento es trabajar por intentar dotar al Instituto de las necesarias capacidades profesionales que refuercen nuestra identidad como una institución sólida y eficiente. Hemos reorientado, además, nuestras líneas estratégicas para que sirvan de marco de actuación en el futuro. Creo firmemente en que este organismo debe ser una institución líder en las transformaciones que requiere la Administración Pública, reforzar por tanto su papel como referente en las materias de su competencia en lo que se refiere a la selección, el aprendizaje y la reflexión sobre lo público y ejercer como tractor de innovación al servicio de todas las administraciones públicas. Por eso estamos poniendo en marcha un Laboratorio de Innovación Pública, que trabaje en el ámbito de la investigación, el debate y la dinamización de actuaciones innovadoras en el contexto de las administraciones públicas, aportando a los actuales procesos de cambio una visión reflexiva e integradora en el espacio público. Muchos son nuestros desafíos, pero ninguno comparable al que supone contribuir, desde nuestra privilegiada posición de analistas, observadores de excepción y formadores de alto nivel, al buen desarrollo del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), que supone un marco de referencia sin precedentes y en el que participamos con algunos proyectos. Y todos estos desafíos tienen impacto en la función pública local que, con sus especificidades y características propias, comparte con el resto del empleo público muchas de sus debilidades y fortalezas. El INAP no deja de ser un organismo que encuentra algunas de sus raíces en el antiguo Instituto de Estudios de Administración Local, del que ha heredado muchas de sus competencias. En sus genes acumula un importante conocimiento sobre el ámbito local, que está también en la base de parte de nuestra actividad y que esperamos seguir impulsando a través de nuestras publicaciones especializadas y nuestra oferta formativa. Leer la entrevista Leer la entrevista